miércoles, 22 de julio de 2015

CONCURSO NACIONAL MUSICA PUNEÑA

El CLUB DEPARTAMENTAL PUNO convoca a compositores, autores, cantautores y personas ligadas al arte musical altiplánico, con residencia en Puno y otros lugares del país, a participar en el CONCURSO NACIONAL DE AUTORES Y COMPOSITORES DE MÚSICA PUNEÑA 2,015, que organiza con el proposito de coadyuvar al enriquecimiento del acervo musical puneño, de manera que responda a las tradiciones culturales de la región Puno y se mantenga y acreciente su patrimonio artístico.

Las categorías en las cuales podrán inscribir sus obras son: 
1. Marinera puneña  2. Huayño pandillero 3. Morenada 4. Tuntuna y Caporal 5. Sikuri 6. Otros: Etnomúsica  (Wifala, Kajelo, Hualaycho, Carnavales, etc).

Informes e inscripciones:
Del 18 de julio al 30 de setiembre 2015. Dirección: Jr. Cervantes 137, Cercado Lima. Altura Cuadra 2 Av. Brasil. Telf. 423-6238 de 2 a 8 p.m. Correo electrónico: clubpunodelima@gmail.com 

Conferencias de Prensa Informativas
Arequipa: Martes 21 de Julio
Puno: Viernes 24 de Julio (7.00 p.m.)
Tacna: Domingo 26 de julio.

sábado, 18 de julio de 2015

El Cuento Puneño otra vez

"Debo saludar con júbilo serrano este extraordinario esfuerzo de J.P.C. Un trabajo paciente, generoso, de muchos años, se ve ahora materializado en un volúmen que recoge la producción dispersa de notables cuentista puneños". Luis Nieto 1955.
Como parte de la segunda parte de la "Biblioteca Puneña" que en un esfuerzo editorial sin precedentes en el país ha alcanzado los 101 títulos, la Universidad Nacional del Altiplano ha reeditado "El Cuento Puneño" y "Danzas y Bailes del Altiplano", obras de José Portugal Catacora que se suman a "Historia de la Educación en Puno" publicada anteriormente en la primera parte de la colección. 

"El Cuento Puneño" (1955) reúne narraciones de 106 autores, 96 hombres y 10 mujeres, en un esfuerzo por presentar la prolífica producción literaria del altiplano. Allí están los notables cuentos de Emilio Romero, de los miembros del Grupo Orkopata, de José Antonio Encinas, Federico y Ernesto More, Román Saavedra y también la rica literatura oral aymara y quechua del altiplano recogida por Julián Palacios y Consuelo Ramirez. Si bien la amplitud de la recopilación hace inevitablemente heterogénea la calidad de los textos, ofrece en conjunto un valioso panorama literario y social del altiplano de fines del siglo XIX hasta mediados del siglo XX.

José Portugal Catacora - nos ha dicho José Luis Ayala, su gran amigo- elaboró "El Cuento Puneño" como una respuesta categórica a la discriminación de la literatura andina ejercida en aquellos años y que subsiste aún en la actualidad, presentando por ello en su obra a cuentistas puneños de la talla de Emilio Romero, Víctor Enríquez Savedra (Mateo Jaika), Arturo Peralta (Gamaliel Churata), así como la literatura oral del altiplano recogida por autores como Julián Palacios y otros.

De acuerdo a José Luis Ayala, la obra es pionera en el esfuerzo por hacer un lugar a la literatura andina y oral en la literatura nacional, esfuerzo que continúa en la actualidad. La calidad de los autores andinos hizo ya presencia en la "Antología del Cuento Peruano" escrita por Armando Bazán en 1942, la misma que incluyó a Ciro Alegria, Vallejo y al propio José María Arguedas.
Carátula original diseñada
por FRANCISCO MONTOYA
 RIQUELME del Grupo Laykakota
Como recopilación regional, "El Cuento Puneño" sólo fue precedido por la temprana antología de autores arequipeños preparada por Francisco Mostajo, "Pliegos al Viento" (1908), y por la "Antología de Cuentistas Ancashinos" (1942) de Justo Fernández Cuenca. Más tarde Elías Taxa Cuadros publicaría sus antologías sobre la Costa, la Sierra y la Selva en la literatura(1967) .

En 1956, un año después de ser publicado "El Cuento Puneño", Alberto Escobar editó "La Narración en el Perú" importante obra que presenta 74 autores, entre los que figuran ya Gamaliel Churata, Emilio Romero y el propio José Portugal Catacora, junto a otros autores andinos. 

La reedición de "El Cuento Puneño" por la Universidad Nacional del Altiplano, permitirá a un nuevo público acercarse la vasta y variada creación narrativa del altiplano, la misma que no ha cesado de enriquecerse hasta la actualidad con los valiosos aportes de las nuevas generaciones de autores puneños.

Puede ver aquí más detalles y algunos cuentos incluídos en el libro "EL CUENTO PUNEÑO"

miércoles, 15 de julio de 2015

César Vallejo por Alejandro Peralta

César Vallejo

En plena matanza de hombres
caíste herido por la espalda
hambre y sed de los hombres
fueron nudo de muerte en tu garganta

Hombre de voz crecida entre roquedos
sangre en raíz y fruto derramada
para darle eternidad de tierra
dijiste tu palabra

Voz de millones de hombres levantaste
en el fragor del exterminio
Desde entonces tu voz se renueva en el aire

Eres la voz de la montaña
eres la soledad y los caminos
eres los pobres en marcha.

(En "Poesía de Entretiempo" (1968) de Alejandro Peralta)


Javier Heraud por Alejandro Peralta

Javier Heraud

Lanza a rebato su canción

La cantan brazos y gargantas
guerrilleros de la esperanza

Avanzan
Poeta y alba en llamas

He ahí su pecho en pedazos
y su corazón de veinte años

Cadalso de García Lorca
el matarife tras la alondra

Javier Heraud
un puño rezumante el corazón

Brazo de río hacia la mar inmensa
de guía el sol invadirá la tierra.

(En "Poesía de Entretiempo")

martes, 14 de julio de 2015

Pueblo Aimara


De la Base de Datos de Pueblos Indigenas u Originarios del Ministerio de Cultura extraemos la siguiente información sobre el "Pueblo Aimara".

El pueblo aimara es uno de los más numerosos de nuestro país. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda de 2007, la población peruana con lengua materna aimara es de 443,248 personas, cifra que representa el 1.7% de la población nacional. Si bien no se ha llevado a cabo en el país un censo de poblaciones indígenas, la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) de 2013, revela que el 2% de la población nacional, se considera aimara “por sus antepasados y de acuerdo a sus costumbres”. 
Ámbito del Pueblo Aymara -MINCU


La historia del pueblo aimara se remonta a la época preinca con la conformación de un conjunto de unidades políticas, comúnmente denominadas reinos, que controlaron la zona del altiplano a partir del siglo XIII. De esta manera, su población se ha asentado históricamente en ámbitos de tres países limítrofes: Perú, Bolivia y Chile. En nuestro país, la población aimara se encuentra principalmente en seis provincias del departamento de Puno y en algunos distritos rurales de los departamentos de Moquegua y Tacna. No obstante, el proceso migratorio de la población rural iniciado a mediados del siglo XX ha llevado a que exista una importante cantidad de población aimara en ciudades grandes como Lima, Arequipa o Tacna.

El pueblo aimara se ha caracterizado por su capacidad de recrear y adaptar su cultura a los profundos cambios políticos y sociales acaecidos desde la Colonia. Reflejo de ello es la persistencia de ciertas prácticas e instituciones que conservan rasgos de su origen prehispánico. Sin duda, es la lengua la característica distintiva más resaltante de este sector de la población peruana, la cual les vincula entre sí y es fuente primordial de una identidad distinta al resto de la sociedad nacional.

DANZAS Y MUSICA
El pueblo aimara conserva festividades, danzas y música practicadas desde tiempos inmemoriales, las mismas que se han ido recreando y reconfigurando de acuerdo al paso del tiempo y de los nuevos contextos e influencias. Como señalan Roel y Rojas (2012), la música y la danza están presentes en todos los aspectos de la vida indígena andina desde los ritos del ciclo vital y productivo hasta las actividades asociadas al calendario católico y conmemorativo, siendo constitutivas a la vida comunal aimara. En la década de 1980, José Portugal Catacora, mencionaba que en el altiplano peruano existían más de 100 danzas, muchas de las cuales tomaban el nombre de la zona donde se bailaba.

De acuerdo con este autor, se ha asociado a las danzas aimaras diversos orígenes. Existen, por ejemplo, danzas cuyo origen se asocia a épocas prehispánicas como el Choquela o el Chiriguano y la Cullahua, así como también danzas de origen colonial como los Sicuris, siendo todas ellas referentes de la identidad aimara (Portugal 2012). En las danzas se representa las múltiples facetas de la vida comunal: las actividades agrícolas y ganaderas, la caza; también hay danzas guerreras y satíricas que rememoran un pasado glorioso (INDEPA 2011).

Junto a las danzas y música se presenta un conjunto importante de símbolos a través de su vestimenta y trajes de uso cotidiano y festivo, los cuales funcionan también como marcadores de identidad. Es bien sabido que desde la época prehispánica “cada pueblo del Tahuantinsuyo se identificaba a sí mismo a través del traje; por sus formas y colores en primera instancia y luego por los elementos naturales y culturales de su propia región simbolizados en adornos, bordados, pinturas, dibujos, etc.” (Vásquez 2008).

Un buen ejemplo de adaptación de un traje occidental a la realidad andina es el sombrero pequeño que usan las mujeres aimaras en todo el altiplano. Este sombrero que no tapa ni del sol o la lluvia habría sido introducido como moda por comerciantes en el siglo XIX, adaptándose a la vestimenta de las mujeres aimaras configurándose así una nueva estética (Vásquez 2008).

domingo, 12 de julio de 2015

Cuento Infantil - La Chita Panchita

Foto: Milton Rodriguez 

El padre en la faena, la madre de mittani (1) su hermano mayor pastando la novillada y él, solo estaba l pié del rebaño de ovejas. Siete años de calcinante sol había paquidermizado su piel infantil, y ya se sentía todo un hombre, aunque su estatura apenas alcanzase a la más grande de sus ovejas. Desafiaba a las tormentas veraniegas, como a los fríos invernales, con el estoicismo propio de sus  progenitores. Y siempre junto al rebaño, desde las horas matinales hasta las vespertinas, todos los años desde enero hasta diciembre. Sentía el más acendrado cariño por las ovejas, aunque fuesen del patrón. El las había visto nacer y con él estaban creciendo, como crecen en las lomas las bellotas de los cactus. Pero entre todas, la preferida era su Chita Panchita, la ovejita que le obsequiara su padrino del rutuchicuy (2), el mismo día que le quitaron las thanas (3) de su cabecita sucia, sucia de siglos de dolor, sufridos por su raza. 
Esa ovejita, que semejaba una blanca nubecilla caída desde los cielos serraniegos, era la más grande esperanza de su diminuta existencia, porque su padrino le había dicho: Dentro de diez años tendrás más de cien ovejas y otros tantos soles de capital, por la lana vendida.
Cuando la nieve o el granizo caían nada le importaba despojarse de su haraposo ponchito para proteger a su predilecta ovejita. Y en las noches crudas dormía con ella.En aquel mediodía de la Punta Perdida, el sol parpadeaba rutilando como un inmenso diamante en-gastado en la límpida gema del infinito. A lo lejos, los picachos encapuchados de blanco semejaban efectivamente la encarnación de sus antepasados, cual si en esas hieráticas posturas musitasen credos salvadores de sus descendientes. En las lomas tapizadas de pasto verde, puku-pukus (4) de argentados trinos, entonaban suaves canciones de notas tristemente solitarias. Y la fragancia arrobadora de misikus, salvias, sankayus y salivitas de la virgen (5), envolvían dulcemente aquella grandiosa  tranquilidad andina.
En ese mediodía severamente solitario, el  majjttiitu (6) sintió una inusitada laxitud y se durmió. El zorro le había hipnotizado con su cola. Cuando despertó, la manada había desaparecido, huyendo a cobijarse entre las paredes de su dormidero, hasta la cabaña, y sólo encontró los restos de dos ovejas devoradas por el zorro.

II
Algunos días más tarde llegó el mayordomo a la cabaña, portando la marca del patrón. Las ovejas perecidas entre las fauces del zorro debían ser repuestas, y entre otras, la Chita Panchita fue marcada para la hacienda. Ni las lágrimas, ni los lamentos del majjtiitu conmovieron al mayordomo, que cumplió la consigna del patrón, escogiendo las mejores ovejas para reponer las de la hacienda. Y para colmo del despojo, la manada pasó a poder de otro pastor.
En la noche del mismo día el majjttitu desapareció de su chujlla (7), y al rayar el alba del siguiente se constató que la Chita Panchita había sido robada. Sus padres le buscaron infructuosamente; mas pronto lo olvidaron, como se olvidan de todo, hasta de sus existencias de seres racionales. Pero el patrón no podía olvidarse del robo de la oveja.
Todos los rodeantes, como los colonos, recibieron la orden de dar caza al pequeño "ladrón'' y una semana después, encontraron los restos de la ovejita y su amo de los siete años, tostados en la caverna de un cerro, devorados por el puma.

(1) MITTANÍ, servicio obligatorio que hacen las mujeres ante los patronos
(2) RUTUCHIKUY, ceremonial que se realiza entre los indios cuando el primer corte de pelo de las criaturas.
(3) THANAS, cabellos apelmazados, frecuente éntre los niños por falta de higiene.
(4) PUKU PUKOS, aves de las punas, semejantes a las perdices.
(5) SALIVITAS DE LA VIRGEN y las anteriores citadas, plantas de las serranías, que se caracterizan por sus vistosas flores o por sus deliciosos aromas.
(6) MAJJTTITU, equivale a niñito, en keswa.
(7) CHUJLLA, vivienda indígena.

Cuento de "Niños del Kollao" 1937, de José Portugal Catacora.

miércoles, 8 de julio de 2015

Dante Nava y José Portugal Catacora


El inmortal autor de "Orgullo Aymara" y José Portugal en una actividad del Instituto de Educación Experimental de Puno, en los años cincuenta.

Biografía y Poesía de Dante Nava

miércoles, 1 de julio de 2015

Martin Portugal Catacora

Martín (Acora, 29 de junio de 1905 – Lima, 18 de julio de 1985) fue el penúltimo de los seis hermanos Portugal Catacora, cinco años mayor que José con quien fue inseparable compañero de juegos en la infancia, y quien lo recuerda afectuósamente en narraciones autobiográficas  como  esta:

"A la muerte de mi madre, que falleció con tifus exentematico, todos los miembros de mi familia cayeron enfermos con el mismo mal. Cuando a mí me tocó el turno me puse tan grave, que mi hermana Teodosia y mi hermano Martín, conversaron sobre cómo me enterrarían. Mi hermana expresó que ocurriría muy pronto mi deceso y para eso comentó que teníamos todavía algunos cajones y maderos para hacer el ataúd. Y mi hermano sugirió que sería bueno que me enterraran en la bóveda de la Iglesia de San Pedro de Acora. Yo escuche esta conversación y pensé "qué inteligente es mi hermano Martín, sabe que si me colocan en la bóveda subterránea, yo podría salirme, porque habíamos entrado allí con otros niños y conocía bien como escapar", así que ya no me preocupo si me moriría o no" [1]. 


Primeros estudios y trabajos

Martín, Daniel I y José
Pepe, Olga y Héctor
Martín Portugal Catacora empezó sus  estudios de primaria en Acora y los terminó en Puno, pues en el pueblo sólo se podía estudiar hasta tercero de primaria. Luego, adolescente aún, ingresó a trabajar como rodeante de ganado en la hacienda en la cual trabajaba don Encarnación Catacora. Al quedarse sin trabajo, con apenas 14 años, Martín salió de Acora a buscar empleo en Puno, pasando luego a Lima y al Callao, donde, con el apoyo de su hermano Daniel II, ingresó a trabajar en la empresa cervecera Pilsen Callao. Pero no pudo laborar mucho  tiempo allí, pues fue levado y enrolado en el servicio militar obligatorio de la época [2].

La vida militar le dio entonces la disciplina y el carácter que lo distinguieron a lo largo de su vida. Estando por reengancharse y dedicarse de lleno a la vida militar, un hecho fortuito se lo impidió al perder el tren Callao –Lima cuando iba del puerto a la ciudad para presentar su solicitud de reenganche en el Ejercito. 

Llamado entonces por don Eusebio, el padre de los Portugal Catacora, volvió a Puno y Acora. En la ciudad del lago gracias a su amigo Pinazo aprendió a manejar automóvil y aprobó el examen que lo convirtió en uno de los primeros chauffers, como se decía en la época, en Puno, lo cual fue motivo de varios días de festejos por don Eusebio. 

La casa de los Portugal Catacora en Acora. Al fondo
"El Andinista" (Pintura de Arturo Peñaranda Portugal)
Empezó así a trabajar en la ruta de Puno a Ilave, ingresando luego a trabajar para doña Carlota Gallegos viuda de Martinez, importante dama que había heredado el comercio de su esposo. Luego, trabajó en el lastrado de la carretera de Puno a Ilave, pudiendo entonces comprarse un auto de transporte de personas y carga, al cual le puso el nombre de "El Andinista" y con el que trabajo por varios años, siendo uno de los vehículos pioneros de la ruta Puno Arequipa. 

En 1934 se casó con  Zoraida Martínez, con quien tuvo a su primera hija, Olga Zoraida. Lamentablemente falleció su esposa, por lo que luego de algunos años vuelve en 1939 a Puno, casándose con Hortencia Nuñez.

En la Primera Brigada de Culturización Indígena

En esa época ingresa a trabajar en las Brigada de Culturización Indígena, manejando la movilidad con la cual recorrían distintos lugares del departamento de Puno y del Cusco. La Brigada estaba dirigida por el maestro Julián Palacios Ríos, e integrada también por Francisco Deza Galindo y Anselmo Molleapaza, siendo una importante experiencia educativa realizada en Puno entre los años 1939-1945. 

En el libro "Historia de la Educación en Puno", José Portugal Catacora reseña el perfil de su hermano Martín Portugal Catacora, en el capítulo dedicado a las Brigadas de Culturización, las cuales más allá de las directivas abstractas o intencionalmente superficiales que se impartían desde Lima, tuvieron en Puno un genuino interés por la "redención del indio". 

Martín Portugal Catacora en la Primera Brigada de
Culturización Indígena 
"Martín Portugal Catacora. Nacido en el pueblo aymara de Acora, de extracción chola, apenas llegó a estudiar la escuela primaria en su pueblo natal y Puno, debido a la pobreza de sus padres. Viajó a la capital y allí aprendió el mecanismo del manejo de automóviles. De manera que fue tomado  como chofer de la Primera Brigada con obligación de manejar el equipo de máquinas que formaban los altoparlantes. Pero cautivado  por la actuación de los demás miembros no se limitó a su tarea específica, se convirtió en un miembro más que actuaba sobre las masas campesinas con el mismo interés que inspiraba a todos; pues tomaba parte activa en el desarrollo de los programas de acción educativa.
Hay un rasgo que lo distinguió en su participación y es su excepcional concepto del valor del tiempo, distinguiéndose por su cumplimiento del horario de trabajo y de los viajes, con una exactitud sajona, poco frecuente entre los hombres de nuestro medio que viven y actúan con la hora peruana que bien reluce el síntoma más fehaciente de nuestro subdesarrollo" [3].

Con las brigadas Martín Portugal Catacora recorrió el departamento de Puno y parte del Cusco. Separado de su segunda esposa vivió en Puno con su hija Olga Zoraida y su hermana Teodosia y Mercedes, hija de está. En 1950 se casó con Florencia Torres León, maestra, con quien tuvo a sus hijos Ana María, Cristina, Marco, Consuelo y Eliana.  

En la Escuela de Bellas Artes y el Ministerio de Educación

Cuando en 1954 se formó la Escuela Regional de Bellas Artes de Puno, hoy Escuela Superior de Formación Artística ESFA trabajó allí como Secretario Tesorero en el primer equipo de ese centro de estudios que más tarde se convertiría en el Instituto de Educación Superior de Arte de Puno [4]. 

En 1961 se trasladó a Lima para trabajar en el Ministerio de Educación en la sección administrativa del ministerio, donde laboró 18 años, jubilándose en el año 1979. 

Viviendo Martín, José y Daniel II Portugal Catacora en el mismo barrio de San Eugenio, en Lince, los tres hermanos compartieron las viscisitudes de la jubilación, mientras los otros tres hermanos Mariano, Teodosía y Daniel I, permanecieron en la ciudad de Puno. 

En la lápida de la tumba de Germána Catacora, madre de todos ellos, el dibujo de un árbol con sus seis raíces une para siempre, como en vida estuvieron unidos, a los seis hermanos Portugal Catacora, ascendientes de una vasta familia originaria de Acora, Puno.


NOTAS

[1] Extractos de la autobiografía inédita de José Portugal Catacora. Ver también Germana Catacora
[2] La información y fotos que se consignan en esta nota ha sido proporcionados por Olga Portugal Martinez y Ana María Portugal Torres, hijas de Martín Portugal Catacora.
[3] "Historia de la Educación en Puno". José Portugal Catacora. Universidad Nacional del Altiplano. 2013.
[4] Ibid.