Alfredo Macedo Arguedas Foto Casa de la Literatura Peruana. |
Le preguntamos a Alfredo Macedo Arguedas si es intensa su actividad en el campo del Teatro Infantil en el que ha conquistado notable notoriedad. Y el distinguido maestro y escritor puneño nos responde con entusiasmo:
Puedo decirle sin eufemismo que son intensas. Poseó cerca de cien obras escénicas para niños, muchas de las cuales han sido ya representada en escuelas de la República. A este respecto le diré que algunas fueron sugeridas por los mismos niños cuya inventiva es fecunda. Todas son comedias breves, adaptadas a los períodos de la infancia: unas para los pequeños de 7 a 10 años, otras para niños hasta 14 años. Temas sencillos, lenguaje apropiado y gradualmente enriquecido. Procuro que el teatro infantil propenda a estas finalidades esenciales: despertar la curiosidad por lo bello e instruir con deleite. Pronto daré a la estampa "Fiestas Escolares" que corresponde al volúmen IV de mi serie "Teatro Infantil". Por lo demás - agrega sonriéndose- el teatro para niños no persigue buscar o hacer actores infantiles, es más un medio de importancia pedagógica ya indiscutible cuando se le considera como base para su proceso evolutivo.
¿Y cómo podría el Estado capacitar a los maestros para el desempeño eficiente de sus funciones?
El Estado debe capacitar a maestros para que puedan llegar a ser étnologos, opten el título de profesores de Folklóre, de Teatro Infantil, así como hay profesores de Música, de Canto, de Dibujo, de Artes Plásticas. Para esto habría que interpolar en los programas de estudio un curso de Etnología, pues nadie puede estudiar teoría folklórica al margen de la ciencia antropológica. Estos profesores podrían ser destacados a los centros de mayor intensidad folklórica y a otros lugares de rango urbano. Los primeros para aportar información a los especialistas; y los segundos para conservar, fundamentalmente, el espíritu de los hechos folklóricos nacionales superiores, pues las urbes, de no existir anticuerpos, desplazan y liquidan las manifestaciones folklóricas puras, como es el caso del Perú. Y considero que es la escuela primaria la llamada a conservar, sublimándolo, el espíritu nacional implícito en el folklóre. Lo mismo podría decirse en lo tocante a los profesores de teatro infantil. Serían excelentes coadyuvadores del docente en el aula; una especie de desbrozadores de fuerzas en el desenvolvimiento psíquico del niño.
Dominical de "La Cronica" 9 de febrero de 1958. Tomado de la Exposición "Unos señores que parecen de verdad pero son de mentira" de la Casa de la Literatura Peruana.
Puede ver la Biografía y bibliografía de Alfredo Macedo Arguedas en el blog..
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