jueves, 24 de agosto de 2017

Puno en la independencia: Batalla de Zepita


Como han señalado los historiadores, la jura de la independencia en Lima el 28 de de julio de 1821 fue prácticamente un evento solitario en el Perú, efectuado en la capital del Virreynato mientras el resto del país permanecía a la expectativa del desenlace de los enfretamientos entre el Ejercito Libertador de San Martín y el Ejercito Unido del Rey en los años siguientes. 

De todas maneras la adhesión a la independencia proclamada en Lima se fue generalizando en el país, siendo la Intendencia de Puno una de las últimas en adherirse, principalmente por la enorme presencia del Ejercito del Rey en el altiplano, que imposibilitaba todo alzamiento popular. 

El 25 Agosto de 1823, se produjo la batalla de Zepita, o Chua Chua, en el distrito de Chucuito, Puno, donde por primera vez el ejercito independista logró un triunfo, envalentonando a las fuerzas patriotas que se batían bajo la presidencia de José de la Riva Aguero y Sanchez Boquete, quien había asumido el poder en medio de las disputas políticas que sucecieron luego de que el General San Martín abandonó el Perú, en setiembre de 1822,  para facilitar el ingreso de Bolivar y sus tropas.

Los realistas al mando del General Valdez ocuparon las alturas conocidas como Chua Chua o Chuachuani, a 10 kilómetros al noroeste del pueblo de Zepita, frente al cual el General Santa Cruz formó su ejercito y los atacó desde el inició en la tarde hasta la noche, obligando a las fuerzas realistas a retirarse a Pomata, mientras que las de Santa Cruz emprendieron viaje a La Paz.

Aún cuando el resultado de la batalla fue parejo, se considera una víctoria de las fuerzas patriotas dado que no fue una derrota evidente como las que se habian producido hasta entonces entre ambos ejercitos. Por ello Santa Cruz obtuvo el título de Mariscal de Zepita en 1825 y más tarde sería presidente del Perú (1826-1827), Bolivia (1829-1838) y protector de la Confederación Perú-Boliviana (1836-1839).

Al respecto de la batalla, Andres de Santa Cruz informó lo siguiente:
"Por el norte he logrado una victoria en el día de ayer en los campos de Zepita entre un cuerpo de 1,800 hombres mandados por el general Valdez. El orgullo de este general, y las circunstancias de haber convertido la cuna de los ejércitos españoles en su sepulcro hacen de alguna más importancia un suceso que prepara el que ha de decidir de la suerte del Perú"
Zepita inició una serie de triunfos patriotas; como la batalla de  Junín, el 6 de agosto de 1824, y finalmente el  9 de diciembre de 1824 la batalla de  Ayacucho, triunfo de Jose Antonio de Sucre, suscribiendo tras la batalla el Virrey La Serna la capitulacion que inició el fin a la guerra.

Por esos años, el Sur y en particular Puno eran teatro de concentración de las fuerzas realistas, lo cual retraso su adhesión a la independnecia jurada el 28 de julio de 1821. Siendo un lugares estrategicos entre el Perú y La Paz, los realistas concentraroin su presión militar en las ciudades de Puno, Ilave y Lampa.

Para diciembre de 1924, conocedores de los resultados de Ayacucho, los patriotas prisioneros en las islas Estevez y de Capachica atacaraon a sus sus captores. En Puno, conjuntamente con la población de la ciudad y los campesionos de la zona desarmaron a los realistas y se adhirieron a la independencia.

martes, 22 de agosto de 2017

José Catacora Solorzano

El maestro José Aniceto Catacora Solórzano nació en la ciudad de Puno en 1899, en la casa de sus padres ubicada en el ancho jirón de la Estación, frente a la estación del ferrocarril que une Puno con Arequipa y Cusco.

Desde niño percibió las cuestiones relacionadas con los planteles educativos, pues su padre fue un notable constructor, construyó los locales del histórico Colegio Nacional San Carlos y el Centro Escolar N°881. 

Sus padres fueron don Valentín Catacora, prominente miembro de la sociedad puneña, y Natalia Solórzano; el padre procedente de Acora y la madre de Puno (1). El niño José, tuvo dos hermanos, Manuel y María, estudió en el Centro Escolar N° 881, antes que el maestro Encinas ensayara su Escuela Nueva ese centro educativo. La educación secundaria la recibió en el Colegio Nacional San Carlos y sus estudios profesionales en la Escuela Normal para Varones de Lima con brillante éxito, entre 1919 y 1921. 

En 1924, como normalista de primera categoría, llegó a Huancané para ser Director del Centro Educativo de Varones N° 841. Su pasó por Huancané es recordado por Juan Luis Ayala: "El eminente maestro Catacora fue el primer docente que empleó metodos y sistemas pedagógicos, con él se dejo el castigo corporal...Absolvía las consultas con gran sensibilidad y ternura, tal como los grandes maestros, porque el niño aprende de quien lo ama y no lo castiga nunca"(2)

En 1925 fallece su primera esposa María Martinez Gallegos, con quien tuvo un hijo José María Catacora Martínez, luego de lo cual se traslada a Juliaca donde fue Director de la Escuela de Varones N° 874, cargo que desempeñó con verdadero acierto. Se casó en segundas nupcias con Rosa Gonzáles Hurtado con quien tuvo ocho hijos: Manuel Severo, Román Felix, Palmira, Luis Antonio Dalia, José Enrique, Gustavo Benjamin. En 1940 fue promovido al cargo de Comisionado de la provincia de San Román y poco tiempo después al cargo de Sub Inspector en la misma provincia.

En el año 1946 toma el cargo de Inspector de Educación de la provincia de Lampa y de este cargo se le trasladó a la Inspección de la provincia de Huancané en 1951, cargo en el que cesa por haber alcanzado el tiempo completo de servicios.

En el año de 1958, por razones personales, reingresó al servicio como Director de la Escuela de Caracoto. Este hecho demuestra la injusticia con que se procede en el ejercicio de los niveles alcanzados en el magisterio, pues en realidad debió reingresar a cargo de Inspector.

En el año 1963 fue promovido a la Dirección de la Escuela de Segundo Grado de Varones del barrio de Santa Barbara de Juliaca, dejando luego el magisterio esta vez definitivamente,

Durante su larga labor docente de más de 30 años, la mayor parte del tiempo estuvo en la ciudad de Juliaca, consustanciándose con sus problemas, sus aspiraciones, en forma armónica con el vecindario; lo cual es mérito, pues los maestros generalmente residen poco tiempo en un solo sitio y se trasladan de lugar en lugar. Pero Catacora no tuvo ninguna razón para salir de Juliaca, sí mas bien buenas razones para permanecer en ella.

Acendrado propulsor de la Escuela Activa,  fundó la Sección Industrial en la Escuela N° 1121. Esta sección determinó que años después se constituyera el Instituto Industrial, cuya primera promoción llevó su nombre. El Instituto fue luego elevado a la categoría de Politécnico Industrial [3].

Para el desarrollo de este plantel logró que se estableciera la feria industrial y ganadera de Juliaca que cada año se celebra el 24 de setiembre.

Sus inquietudes por la educación indígena determinaron que fuera un decidido colaborador del movimiento Rijchari, que inició el doctor Manuel Nuñez Butrón, participando en sus campañas y en la publicación del periódico que tuvo el Rijcharismo, movimiento de originales proyecciones.

Entre sus actividades culturales fundó y dirigió los periódicos "Vientos de Juliaca" y "El Progreso" que fueron voceros del notable pueblo de Juliaca. Desde sus páginas promovió el interés por la creación de la provincia de San Román, con su capital Juliaca, el progresista pueblo que constituye hoy una de las ciudades más importantes del departamento de Puno, especialmente en el movimiento económico.

Varias veces fue miembro de la Municipalidad y desde ese cargo pudo trabajar por el bienestar del pueblo de Juliaca. También fue miembro fundador del Club Social de Juliaca, lo que le permitió promover actividades sociales dentro y fuera del club.

Por estas actividades se le otorgó diploma, pergaminos y medallas recordatorias que honran su nombre. El Club Social de Juliaca le entregó una medalla de Plata con motivo de las Bodas de Plata de dicho club.

Fundó el Centro Musical Juliaca, que dirigió por muchos años porque fue un excelente músico. Esta institución artística colaboró con todas las actividades teatrales, así como las culturales que organizaban diversas instituciones. 

Hay que destacar que el maestro José Catacora, prefirió siempre la tarea docente antes que las administrativa. Es por eso que actuó muy poco tiempo en cargos de inspector; porque como bien decía, el puesto docente le permitía actuar en forma siempre creadora frente a las aulas y los propios niños. Sin embargo, tanto en Lampa como en Huancané lo recuerdan por su paso como inspector. En efecto, los cargos docente permiten servir mejor a la Educación porque como maestro se actúa directamente con los niños para educarlos lo mejor posible con las iniciativas cotidianas. Aunque los maestros en general prefieren progresar a cargos de funciones administrativas, Catacora en cambio permaneció por más tiempo de sus 30 años en labores docentes.

José Catacora se identificó con el pueblo juliaqueño y alcanzó una situación importante dentro de la sociedad. Esta situación determinó que logre todo el apoyo que la educación necesita de parte de las autoridades y las instituciones, al mismo tiempo que consiguió que la educación sirva mejor a la sociedad. 

Este es pues un caso ejemplar, que todos los educadores deberian alcanzar en todo pueblo, para cumplir bien su misión social, relacionando la escuela con los hogares y el pueblo llano.

En esta situación, conquistó una ubicación de aprecio y respeto dentro de la sociedad con verdadero agrado para su vida de educador, lo cual determinó a su vez que las instituciones y las autoridades le colmen de atenciones que se objetivaron en actos honrosos de afecto y respeto y aprecio.

Pero ante todo, era un hombre profundamente modesto, dotado de una modestia natural que constantemente se manifestaba en su trato con las gentes; nunca tomó una actitud de importancia ni en broma, todo sus actos eran modelos de sencillez. Por esas razones era el elemento infaltable en todos los medios sociales de alta sociedad como de los ambiente de gente humilde. Y sus actos eran del mismo tono con uno y otro, no se notaba en su comportamiento actitudes artificiosas o simuladas.  

Después de haber cumplido sus servicios, se retiró del trabajo y se fue a la ciudad de Arequipa, donde falleció en 1992 [2]. No podemos olvidarnos que fue un padre ejemplar, pues con verdadera responsabilidad educó a sus hijos, haciendo de ellos personas profesionales que, debido al ejemplo de su padres, han alcanzado situaciones importantes en el foro del país, especialmente el hijo mayor Manuel, que ha llegado a ser Fiscal de la Nación durante los años 1989 y 1991, elevando el prestigio de sus padres, de su familia y de la sociedad de donde procede. 

(Tomado de "Maestros puneños del siglo XX" de José Portugal Catacora. Las imagenes y notas han sido añadidas al original).

[1] La familia Catacora es originaría de Acora (Puno), descendiente de los caciques Catacora, cuyos primeros antepasado identificados son los mallkus Diego Catacora, Cristobal Catacora y Lorenzo Catacora, antepasados de Juan Basilio Catacora  Heredia, martir de la independencia de Bolivia (José Luis Ayala:"J.B. Catacora protomartir de la independnecia americana").

[2] En 1943, siendo Director de la Escuela Prevocacional 1121, José Catacora Solorzano, se consigue el funcionamiento de las especialidades de carpintería, herrería, mecánica, sastrería, peluquería y una sección de contabilidad. En mayo de 1946 la Resolución Suprema N° 1040 crea en el país los colegios industriales, agropecuarios y comerciales, uno de los cuales fue Colegio Industrial N° 35 de Juliaca, en 1952 el colegio es elevado a la categoría de Instituto Industrial N° 35. En 1964 se promulga la Ley 14824 que transforma el Instituto Industrial en el Politécnico Industrial Regional “Los Andes”.

[3] En "El Cuento Puneño" (1955) José Portugal Catacora, recoge el cuento "Qquencha (Mal agüero)" y dice de José A. Catacora "Maestro primario de destacada actuación, escribió con notable dedicación en su juventud, en revistas y periódicos de la región, sobre temas pedagógicos y literarios; estos últimos con el seudónimo de Jacinto Pururanka. Catacora es además un acendrado cultor del arte musical, ejectando con apreciable destreza el violín".