sábado, 17 de junio de 2017

Poemas al Padre - Autores Puneños

CARTA A MI PADRE
Dante Nava.
Cuando tomo mi mate de salvia con limón,
cuando bebo mi trago sin saber lo que bebo,
cuando yanto el cantar del mal del corazón,
y tú no estás presente,padre, yo te recuerdo.
Yo te recuerdo padre, todos los días,
Hoy, por ejemplo, sin nada me han dado unos deseos
de ir en busca tuya, dejando lo que soy
en la caja vacía del mísero esqueleto.
Pero la vida ama, ¡ama! Y uno se deja amar,
en espinas y flores, en heladas y fuegos,
en tan buenas tan malas que prefiero esperar.
Esperar a mañana con su peor mejor,
con el alma mondada y mondarme los huesos,
de la materia chuma y del ser sin sabor.

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AFIRMACIÓN DE MI PADRE
Emilio Armaza

Hubo un día sin flores en tu sepulcro,
hubo un día en que en tus huesos se estremeció mi angustia
en que un agua salada me bañaba la garganta
y de un umbral de despedidas me tiraba la vida.

Y yo no sabía nada
sólo sabía que habías muerto,
que estabas muriéndote todos los días en ese polvo mío
HECHO HUMANO CON TU VIDA con todos los racimos de tu dolor
filtrando las auroras de tus alegrías y lamiendo  los senderos de tu cruz,

Sólo sabía que habías muerto,
que del cemento de tu sepulcro salía aún el tufo de tu agonía;
que mis pies te siguieron miedosos para detenerse
allí donde tus pies cansados te llevaron infinito arriba.

Y tú venías a abrazarme como siempre.
CON TU CAUDAL SIN CAUCE DE TERNURA
sólo sabía que habías quedado conmigo,
que estabas animando otra vez esta carne en la lucha desde el átomo de tu juventud perdurada,
desde cuando mi ser alentaba tu carne,
y para venir en esto
en esta niñez de coronas
en tu regazo de donde quisieras sacarte mi dolor, en este asentarse del sol
sobre tu tumba madurando polvo,
y quizá también EN ESTE
super descanso que tendrás
cuando te llegue como la dulce mansedumbre  del sueño el fluido caliente de poder recordarme.

Mentira;
no es que estás muriéndote todos los días, como he dicho, es, más bien, que te levantas
milímetro a milímetro.
Tu abrazo me abraza todas las mañanas. Has cambiado, sí pero no es que solamente vuelvas en el recuerdo
  
ESTÁS HECHO CARNE,
formándote en el muelle de mi brazo, haciéndote trabajar mi sembrío
y revolviendo  auroras de mi vida con tu voz cantarina.
  
que la muerte no ha podido llevarte ni materialmente siquiera;
estás en esa carne pequeñita
que columpia en la vida

                                   Estás ahí, a mi lado, estás conmigo
que la muerte no ha podido llevarte ni materialmente siquiera;
estás en esa carne pequeñita
que columpia en la vida.
en el mismo trapecio de sus años mozos
y que duerme su noche al amparo de tu barba de abuelo.

Porque yo soy camino,
arco de incandescencia entre estas dos ternuras, tú, padre, tú que me enseñaste
estás regando el huerto iluminado de esa vida.