viernes, 12 de junio de 2015

Encinas y Portugal Catacora


José Antonio Encinas y José Portugal Catacora compartieron una profunda vocación por una educación liberadora y comprometida con el Perú profundo. Si bien Portugal Catacora no fue alumno de Encinas, siguió y proyectó su compromisos e ideas educativas,  convirtiéndose así en un verdadero discípulo del "maestro de los maestros peruanos". 


Su primer contacto fue epistolar, con ocasión de la publicación de "La Escuela Andina del Porvenir" (1945) sobre el cual Encinas escribió un encomioso comentario; luego desarrollaron una entrañable amistad trabajando juntos para dar origen al Instituto Experimental de Educación de Puno (1947). Su primer encuentro personal se produce cuando Portugal Catacora solicitó al entonces senador Encinas apoyo para la aprobación en el Congreso de la creación del Instituto; luego ambos diseñarían la innovadora propuesta pedagógica del mismo, todo lo cual ha sido recogido por Portugal Catacora en su autobiografía.   

Su condición de discípulo fue reconocida por Encinas en las emotivas palabras que pronunció con ocasión de la inauguración del Instituto Experimental de Educacion de Puno:

"Una vez había un árbol frondoso que por falta de agua y abono, empezó a secarse y cuando amenazaba extinguirse, le salió un cogollito, que daba la esperanza de que iba a crecer un nuevo árbol acaso más frondoso...Ese viejo árbol soy yo...y el retoñito es este joven maestro - se refería a mí- todo dependerá de que no le falte el apoyo que necesitará y que a mi me lo negarón." (El árbol frondoso)

Tras el fallecimiento del maestro Encinas (1958), Portugal Catacora se convirtió en un tenaz difusor de su vida y obra, fundando en 1968 en Lima el Instituto "José Antonio Encinas" con un grupo de destacados maestros puneños y Aurora Encinas, hermana del maestro. El Instituto logró que en 1969 se estableciera el "Día del Maestro Encinas" a celebrarse cada 30 de mayo con ocasión del día de su nacimiento (Resolución Ministerial N° 789-1969 Ministerio de Educación); efemérides que lamentablemente ha sido olvidada en el calendario escolar.

En 1988, Portugal Catacora publicó "José Antonio Encinas. El maestro de los maestros peruanos", editado por el CONCYTEC y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, con ocasión del centenario de su nacimiento,  primer libro que recogió ampliamente su biografía y pensamiento. En este libro dice Portugal Catacora:

"El caso del maestro Encinas es único en el Perú Republicano; pues no ha habido antes y todavía no hay otro caso de maestro de su estatura moral, de su fuerza espiritual, de su actitud vertical y generosa. Pasarán muchos años hasta que nazca en nuestra patria un maestro de la calidad humana y paradigmática del maestro Encinas. Todo cuanto ha dejado escrito puede ser suficiente base para una reforma profunda e integral del problema educativo del Perú". 

domingo, 7 de junio de 2015

ENCINAS Pensamiento Pedagógico

José Antonio Encinas (1930)
Si el maestro Encinas hubiera llegado a ocupar la cartera de Educación, poco tendríamos que hacer hoy para reformar la educación. Y si hubiera llegado a la presidencia como alguna vez se le insinuó, Encinas hubiera sido para el Perú lo que Sarmiento para Argentina, pero con el espíritu de este siglo y entonces la revolución peruana se habría realizado por los años treinta. (José Portugal Catacora)
Visto desde un punto de vista panorámico, el pen­samiento pedagógico del maestro Encinas se caracteriza por la concepción del problema educativo como un problema integral que incluye todos los aspectos de la vida humana.
Critica con fundamentos contundentes los parciales y errados conceptos políticos sobre la orientación del proceso educativo. Exige una política educacional pero reprueba la intromisión de los políticos en los asuntos educativos.
Exige superar la mezquina dotación económica que se destinaba en los presupuestos de educación y plantea la necesidad de revertir la prioridad de las inversiones. En el Pe­rú, decía, se gasta en mantener la burocracia administrativa del Ministerio de Educación, en el pago de los estipendios magisteriales y en tercer orden se gasta en el nido; por eso los planteles no tienen locales, muebles ni libros en que estudiar. Hay que invertir el presupuesto educacional, pri­mero en las necesidades del niño, luego del maestro y en tercer orden, en los funcionarios.
Planteó desde hace más de 50 años que el problema educativo no es exclusivamente un problema escolar. El re­quiére de la participación conjunta y coordinada de padres, maestros y funcionarios. Este planteamiento en el fondo y solo dicho de este modo es el mismo que sirve de fundamento a la nuclearización actual y a la desescolarización.
Aislando estrictamente su pensamiento pedagógico dio énfasis a la necesidad de conocer y comprender al niño así como a la de exigir al maestro la responsabilidad esen­cial de adquirir habilidad para realizar ese conocimiento y esa comprensión para educarlo con real eficacia.
Su actitud paradigmática
Hay una característica muy personal pero extraordinaria en Encinas y es su actitud ejemplar de hombre y de maestro. Encinas era capaz de ser y hacer lo que hacía, no se limitaba a predicar. Podemos afirmar que su pensamiento fluía de la esencia de su ser, como un reflejo de su personalidad.
Tranquilo, sereno, severo, austero, generoso, su personalidad se movía como nimbado de un halo de dignidad que agigantaba su ser físico. No gustaba de las dádivas ni de los halagos de la adulación.
Su ternura por el niño rayaba en el sacrificio. Lo vimos distribuyendo calzados a niños indígenas y sostener becas de estudiantes, sin contar con los medios necesarios. Pero, no solo la ternura, sino sobre todo su extraordinaria ca­pacidad para comprender al niño. Dudamos que en el Perú haya otro igual capaz de entrar con la facilidad y la claridad con que lo hacia el maestro Encinas en el mundo maravilloso del niño. De esta su capacidad se desprendía su idea de comprender al niño como el primer problema para educarlo con eficacia.
Y al propio tiempo era intolerante con todo lo que representaba simulación, impostura, mentira, injusticia, soborno o sometimiento. Encinas jamás declinó su actitud ni se  apartó de sus ideas. En su vida no existe ni asomo de síntoma de algo contradictorio entre su personalidad y su pensamiento Era, pues, el caso extraordinario en que el nombre, en que su obra y su pensamiento se funde en una sola contextura perso­nal, comparable con las rocas de las montadas que sirvieron de cuna a su nacimiento.