miércoles, 21 de noviembre de 2012

Maestra de Escuela

Nadie sabe de ti...
Nadie sabe, Maestra de Escuela,
porque tu paso de Francisco de Asís
                       no es de cascabel.
Tu sereno paso Nazareno
es de azada profunda
donde la verdad,
con voces de Eternidad,
dirá su credo recio
en el tiempo y en el espacio
en marejadas de fe.

Tu paso es de frondosa rumorosa
fructificante y jugosa
en los solares de la vía;
por eso, tus pies de pasión
en la vía apia de la incomprensión,
van sembrando haces de luz
y silenciosos
bajan a los huertos jocundos,
a cortar los tallos
de las estrellas.

Nadie sabe de ti...
Nadie sabe, Maestra de Escuela
porque tus manos, yema fecunda
de aleluyas de luz,
sin aleteo de águila
ni jubilo de pandero,
se deshacen en río de savia ondulante
haciendo que la tierra yerma palpite
en un salmo de resurrección.

Porque con el cilicio del anhelo
ofreciste el sol de tu espíritu
atormentado en holocausto.
Porque te quedaste muda
en transfusión generosa de todas
                          tus células,
alfa vibrante de vidas fuertes
como signos ascendentes.
Por eso: por toda tu santidad,
por todo tu martirio,
¡la tierra quedó ardiendo
en una llamarada de amor!

Mercedes Bueno Morales. En "Arista de Estrella", 1960.
Este es sin duda un poema autobiográfico.

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