Foto: Smith Benites Ferro |
MADRE
Viene una lágrima
un río de luz antigua
de tus ojos
que todo lo han visto
El polen de la luna llena
dibuja
en el aire
tus labios
sobre los arroyos dormidos
Tus manos son la tierra
de los grandes bosques
la semilla
de los árboles que cruzan el río
Tu voz camina
como la lluvia del estío
Canta la rosa
en tus manos
Las aves abren su vuelo
en tu pecho de montaña.
OMAR ARAMAYO CORDERO
dibuja
en el aire
tus labios
sobre los arroyos dormidos
Tus manos son la tierra
de los grandes bosques
la semilla
de los árboles que cruzan el río
Tu voz camina
como la lluvia del estío
Canta la rosa
en tus manos
Las aves abren su vuelo
en tu pecho de montaña.
OMAR ARAMAYO CORDERO
MADRE
Para eso fuiste arañando
los guijarros de tantos caminos
Días de días tras el pan que se hacía duro
o no venía nunca
aunque en el mástil de tu maquina "Singer"
madre, zumbaba velozmente la esperanza.
Las 3 de la mañana:
! Y el hilo que se enredaba no sé donde!
! Y las agujas que dormían en tus pulmones!
-"Emílio, Luis Celia"-
nos llamaba tu voz quebrada;
y nosotros, agarrados a tu ternura,
no sé porqué llorábamos, madre,
un llanto que nunca lloraron tus ojos...
Pero íbamos, luego, al campo contigo, saltando como cabritos...
El Sol, las mariposas, el Lago...
¡Que importa el pan que nos falta hoy día,
si tenemos tu sonrisa;
madre:
¡no tenemos hambre! ¡no tenemos hambre!.
Luis de Rodrigo (Biografía)
EN EL DIA DE LA MADRE
Tengo a mi madre. Tengo lo que muchos no tienen:
luz que ilumina mi senda y vigila mis pasos,
para que yo no caiga, brazos que me sostienen
en todas las auroras y todos los ocasos
para que yo no caiga, brazos que me sostienen
en todas las auroras y todos los ocasos
Si me ataca la hiel de algunos desengaños
Tu nombre viene lento como las músicas humildes
mi recuerdo te viste siempre de blanco
un cielo muere en tus brazos y otro nace en tu ternura
entre ti y el horizonte
surge ella en mi espíritu, para espantar la hiel,
hiel, que a veces, se mezcla a paz de mis años
al sabor de mi pan y a la flor de mi miel.
hiel, que a veces, se mezcla a paz de mis años
al sabor de mi pan y a la flor de mi miel.
Yo la tengo metida dentro del alma mía,
como la tiene Cristo a la Virgen María,
madre de todo el mundo, y es por eso que hoy día
como la tiene Cristo a la Virgen María,
madre de todo el mundo, y es por eso que hoy día
Me crezco y resplandezco como el sol que se expande,
incrustando los rayos de su intensa alegría,
en lo garzo del lago y en lo blanco del Ande.
incrustando los rayos de su intensa alegría,
en lo garzo del lago y en lo blanco del Ande.
MADRE
Tu nombre viene lento como las músicas humildes
y de tus manos vuelan palomas blancas
mi recuerdo te viste siempre de blanco
como un recreo de niños que los hombres miran desde
aquí distante
un cielo muere en tus brazos y otro nace en tu ternura
a tu lado el cariño se abre como una flor cuando pienso
entre ti y el horizonte
mi palabra está primitiva como la lluvia o como los himnos
porque ante ti callan las rosas y la canción.
Carlos Oquendo de Amat
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