viernes, 11 de marzo de 2011

¡Ya soy maestro! (Biografía)

Jose Portugal Catacora, con sus alumnos en Ayaviri (1930)

Al terminar el año 1929, José Portugal Catacora culminó sus estudios para ser profesor en la Escuela Normal anexa al Colegio San Carlos. La cuarta promoción de la que formó parte estuvo conformada por diez estudiantes: Julio Baca, Raúl Bueno, Julio Caballero, Alejandro Cordero, Félix Charca, Guillermo Moreno, Pablo Olazábal, José Portugal, Andrés Serruto y Guillermo Tapia.
“Llegó Marzo (1930) y una vez más me acerque a preguntar si habían llegado los diplomas de preceptores de Lima, aunque yo ya había estado haciendo algunos reemplazos en Puno y Juliaca necesitaba mi titulo para conseguir una plaza. Esta vez la noticia fue positiva y pronto los entregarían. Comencé a caminar por la calle Lima, mientras gritaba para mis adentros ¡ya soy maestro!, ¡ya soy maestro!, la gente pasaba por mi lado sin saber mi alegría…”

   Diploma de Preceptor Elemental Normalista de José Portugal Catacora (1930)


Antes de abandonar las aulas carolinas la promoción había publicado en el mes de diciembre del 1929 el primer Boletín de la Escuela en el cual se refleja el espíritu con que fueron formados sus estudiantes. En la Presentación del Boletín, Raúl Bueno, uno de los egresantes  escribió:
“Formar de los niños ciudadanos conscientes i aptos para afrontar con ventaja la lucha por la vida será nuestro afán preferido. Nos forjamos el propósito de unificar las pulsaciones del alma nacional con la modesta y fecunda labor del maestro, teniendo por pilar fundamental para ello la rehabilitación de la raza autóctona i legendaria, tan inhumanamente eclipsada hasta hoy en el oscurantismo y la ignorancia".
En el Boletín escribieron todos los egresantes. José Portugal Catacora escribió tres artículos cortos, de los cuales presentamos algunos extractos. Estos serían los primeros textos que escribió y publico en su vida:
"Los verdaderos resortes de la educación.
La verdadera educación no se obtiene en los libros, ni en las aulas escolares: la verdadera educación se encuentra en los campos de juego, en los talleres de trabajo manual, en el dibujo i en la música escolares.
En el campo de juego se forma la base de una democracia perfecta, de una igualdad justa, de una confraternidad incorruptible, en una palabra, en el campo de juego nace la verdadera nacionalidad…
¡Padres de familia, vosotros que desdeñáis al ver jugar a vuestros hijos, al verlos recortando papelitos, llenando hojas integras con figuras de las más grotescas i que os enfadais al oirlos entonar canciones a veces inarmónicas, respetad éstas prácticas, más bien estimuladlas para que desplieguen toda su personalidad en el desenvolmiento de sus actividades…”
"El Indio
Es indiscutible que el medio geográfico físico ejerce notable acción modeladora obre el alma de los hombres. En este concepto el indio viene a ser, hasta cierto punto, espiritualmente un reflejo de la naturaleza serrana.
De la misma manera que los escarpados montes andinos guardan con avaricia en sus entrañas filones de preciosos metales, así el indio oculta en su corazón su manera de pensar, sentir i obrar, lo cual le dá una característica peculiar racial.
Con la sencillez de las pampas monótonas inmensas, el indio sabe guiar su vida campestre. El no hace alarde de conocimientos científicos ni comenta hechos sociológicos, el vive en medio de la naturaleza convencido de que ella le enseña a vivir bien.
Hace adivinar que el ideal de su vida es el bien, pero su bondad junto al hombre blanco tórnase hipócrita i egoísta. Con esto demuestra aún la desconfianza que la época nefasta del coloniaje imprimió en su espíritu". 
Tomado de "Boletín de la Escuela Normal Anexa al Colegio San Carlos". 1929.   
 

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