Maestros y maestras de Puno y visitantes extranjeros en Ojherani |
Cuando se escriba la historia de la educación bilingüe en el Perú, sin duda una de sus primeras páginas tendrá que referirse a la Escuela de Experimentación Pedagógica de Ojherani, creada por Resolución Ministerial en marzo de 1944. Antes, otras experiencias educativas, como la de Manuel Z. Camacho, habían empleado las lenguas indígenas, pero en Ojherani su uso adquirió técnica pedagógica empleando el alfabeto desarrollado por la "Academia de la Lengua Quechua y Aymara" de Puno.
En realidad la experiencia en Ojherani, ubicada a diez kilometros de la ciudad de Puno, se había iniciado en 1940, cuando por encargo de la Primera Brigada de Culturización Indígena, presidida por Julian Palacios Ríos, las maestras Asunción Galindo y
su cuñada Luz Díaz de Deza iniciaron en ese lugar el ensayo de educar a los niños y adultos
en aymara. La efectividad de este método motivó a que las autoridades educativas de Puno gestionarán la conversión de la escuela en un centro de educativo experimental.
La Escuela
Experimental de Ojherani funcionó para niños en el día y para adultos en la
noche, y tuvo carácter integral sobre la comunidad,
superando uno de los defectos de la escuela común que consideraba solamente a los niños, dejando
al margen a los adultos, de modo que sus resultados se anulaban.
A continuación una breve biografía y valoración de la maestra Asunción Galindo, Directora de la Escuela Experimental de Ojherani, tomada del libro inédito "Historia de la Educación en Puno" de José Portugal Catacora (también puede ver "Lenguas Indigenas en la escuela"):
Biografía
María Asunción Galindo, nació en Puno en 1895. Inició su educación primaria en el centro escolar de mujeres Nº 882, entonces regentada por la notable maestra María Manuela Yuychud, hermana del maestro Yuychud; ella fue la última directora que tuvo el honor de llevar el adjetivo de “Mamita” como solían llamar por respeto a su directora en tiempos pasados. Y terminó dichos estudios en el liceo de la Inmaculada, egresando de la escuela primaria en 1911.
En 1912 se recibió de
Preceptora Diplomada, a los 17 años. Y
al año siguiente, o sea a la edad temprana de 18 años, inició su larga carrera
de maestra que habría de durar cerca de 40 años.
Fue sucesivamente
maestra en las escuelas de Paucarcolla en la provincia de Puno, de Aqaso,
Huaylluni y Challapampa en la provincia de Chucuito. Pasó a las escuelas de
Juli, Pomata y Zepita, pueblos semiurbanos
de la misma provincia, más tarde
fue nombrada directora de la escuela de
Pallalla del distrito de Chucuito en
Puno. Terminó su labor docente en Ojherani al que le diera toda nombradía por
su labor experimental.
Al crearse las
brigadas de culturización se le promovió a miembro de la primera Brigada
dirigida por don Julián Palacios y luego a la dirección de la tercera Brigada.
En 1944 fue nombrada
directora de la Escuela Experimental de Ojherani y en 1945 viajó a Bolivia como
miembro de la comisión peruana de educadores que en Huarisata planifico la
organización de los futuros núcleos
escolares.
En su paso por cada
escuela dejó alguna obra para el plantel o la comunidad, lo que es más, en todos los lugares en que estuvo, sus discípulos la
llevan en el recuerdo, relevando sus dotes de maestra que supo comprenderlos.
Julián Palacios Rios, María Asunción Galindo y José Portugal Catacora en Ojherani. VER: Foto histórica |
Su personalidad
María Asunción
Galindo era una mujer de estatura regular, un poco corpulenta, más morena que
blanca y de ojos redondos; solía vestir sencillamente, sin los aderezos que
gustan a las mujeres.
Tenía una voz sonora
y fuerte y total dominio de la lengua aymara, especialmente en lo que concierne a la elocución. En su
conversación hablaba con llaneza. Pero cuando se dirigía a las masas indígenas
en oportunidad de concentraciones de padres de familia, su palabra adquiría la
mágica expresión de la elocuencia, que concita interés, y de lo convincente, que cae sobre las
almas como gotas de plomo derretido que penetran hondo. En el aula su palabra
se tornaba tierna, sencilla y exultante y los niños la escuchaban sonrientes y
con los ojos puestos en ella, como si
quisieran recoger con ellos las cosas de
que les hablaba.
Si alguna vez hubiera
incursionado en el campo político fácilmente hubiera conquistado
prosélitos en la multitud indígena que
le seguía con cariño y respeto.
Muy tempranamente
ingresó al Magisterio y su labor discurrió preferentemente en pueblos
campesinos del sector aymara de Puno, a excepción de Paucarcolla donde se
inició.
La maestra Galindo
sirvió preferentemente a los aymaras y esto radica indudablemente en la
comunión entre su espíritu profesional, responsable y entusiasta y el espíritu la
de las gentes aymaras. En el fondo se consustanciaron y de esa comunicación
espiritual brotó su verdadera personalidad y la dirección de su trayectoria
profesional, inquieta, esforzada, siempre dispuesta a superar cada vez su
propia personalidad y su propia obra.
Pero hay algo
original en esto. Y es que su vocación estuvo nutrida por una fuente de
permanente actividad práctica, con poca o ninguna racionalización. Le
interesaba hacer más que pensar o estudiar los problemas.
Falleció en plena actividad,
la noche entre el 23 y el 24 de Junio de 1951, después de pasar la noche
trabajando para presentar con verdadero lucimiento a sus alumnos en los
festejos del día del Indio, que su escuela solía presentar con brillo
especial.
El magisterio de Puno
y la comunidad de Ojherani le rindieron su homenaje; mientras una multitud de
campesinos se disputaban por llevarla en sus hombros a su última morada,
los maestros pronunciaron numerosos y
expresivos discursos.
Su obra ha recibido
ha merecido juicios favorables de personajes de la educación como mister
Sullivan director del SECPANE, doctor Sáenz embajador de México, el doctor
Francisco Pastor, prefecto del Departamento, el señor Julián Palacios, Sub
Director de Educación Rural, y un comité publicó un folleto de homenaje póstumo que ha circulado
profusamente en el sur del país.
Valoración pedagógica
Valoración pedagógica
Alguien dijo que México inició en 1911 su revolución
social en forma práctica, sin el enunciado preciso de una doctrina, y que en el
Perú se operó una revolución ideológica desde los años veinte y treinta, sin
concretarse hechos reales; y, que solo Bolivia fue escenario de un movimiento
revolucionario en que operaron lo teórico y lo práctico, en la América del Sur.
Observando el estado
de evolución de estos países, encontramos que el caso Mexicano es aleccionador,
pues los mexicanos sin mucha teoría, pero con gran decisión patriótica y
profunda emoción social, han hecho de su país un pueblo con nueva actitud
social.
Pues, en Ojherani, con poca o ninguna doctrina pedagógica, pero con un
gran corazón peruano, la maestra Galindo y sus colaboradoras han realizado una
obra significativa y encomiable por mil conceptos, lo cual nos permitiría
destacar tres cuestiones: lo relacionado con las lenguas nativas, el sentido de
integralidad en el proceso educativo y la contribución a la creación de la educación científica en
el medio rural.
VER TAMBIEN: Educación Intercultural, Ojherani 1940
VER TAMBIEN: Educación Intercultural, Ojherani 1940
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