"Una antiquísima leyenda rescata el verdadero nombre de la quinua (Chenopodium quinoa). El Titiqaqa —lago milenario— lo conserva en su memoria, al lado de la historia de los domesticadores de la preciosa gramínea andina. Según ella, hace muchísimo tiempo se registró una intensa sequía que amenazó con destruir la vida en el altiplano. Las estrellas observaron desde el infinito que sus habitantes se preparaban para emigrar, ante la hecatombe, buscando otros climas benignos, por lo que decidieron intervenir.
Hablaron entre ellas y en la noche cayó una lluvia de luces desde el cielo. Las estrellas más pequeñas fueron elegidas para salvarlos. Al día siguiente, planicies y roquedales amanecieron cubiertas con la escarcha celeste que germinó rápidamente y dio unos frutos menudos. Hombres, mujeres y niños los llevaron a sus bocas, porque eran suaves y comestibles. Así se alimentaron durante un tiempo, pero guardando un puñado de las prodigiosas semillas, que llamaron primero jihura, es decir, muerte; luego jiura o kiura, equivalente a “semilla que da muerte a la muerte” o “semilla que brota de la muerte”; palabra que los españoles pronunciaron como kinua".
Alfonsina Barrionuevo. Revista Agronoticias N° 393, Octubre 2013.
En su constante tarea de difusión de la cultura andina, la doctora Alfonsina Barrionuevo, escribe una vez más, sobre las leyendas y el folklor de Puno. Los invitamos a leer su artículo dedicado a la quinua y la danza que le rinde homenaje, en su habitual columna "Magia y Realidad de los Andes"..
No hay comentarios:
Publicar un comentario