viernes, 3 de mayo de 2013

Encinas y Arguedas (II)


Gamaliel Churata y Encinas en La Paz en 1936
Retorno al Perú

En 1936 José Antonio Encinas participa desde su destierro en las elecciones generales en el Perú, ganando un puesto en el Senado. Pero, las elecciones son anuladas y  Encinas es impedido de ingresar al Perú desde Bolivia, donde tiene que quedarse por algunos meses. Se reencuentra entonces en La Paz con Gamaliel Churata, por entonces director del diario "La Calle" y quien fuera su notable discípulo de cuando enseñó en la Escuela N° 881 de Puno.  Unos años más tarde (1939) Encinas estará nuevamente en Bolivia, aún sin poder retornar al Perú, y visitará la legendaria Escuela india de Warisata donde durante varias semanas dictó charlas a los maestros indígenas vertiendo sus novísimos conocimientos pedagógicos  adquiridos en Inglaterra y Francia  [1]

No será sino hasta 1944 que Encinas logra retornar al Perú, tras culminar sus labores en el  Liceo Aguayo de Cuba. Su recepción es apoteósica en Lima y sobre todo en Puno, que una vez más lo elige Senador en las elecciones generales de 1945, ganadas por Bustamante y Rivero. El golpe de estado de Odría en 1948 interrumpe el régimen democrático, pero debido a la oposición, se realizan nuevas elecciones en 1950, siendo Encinas elegido nuevamente Senador, bajo el gobierno constitucional de Odría, régimen al cuál combate desde el parlamento.  

Su dedicación a la política, impide a Encinas dedicarse a la educación, aún cuando siguió brindando clases en el Colegió Dalton, fundado con sus hermanas en 1933. Realiza entonces una suerte de magisterio político con cada una de sus  intervenciones en el Congreso, todas ellas plenas de conocimiento y juicio ético, siempre en defensa del niño y el indio.

Como parlamentario, destacan sus palabras a favor del establecimiento de una oficina de asuntos indígenas, primero, y luego de un ministerio dedicado a la protección y progreso de los indígenas, la educación laica, la gratuidad de la enseñanza secundaria, el sueldo, la salud y la preparación de los maestros, el progreso de la educación en general y en particular de las escuela rural. Son memorables las ocasiones en que levanta su voz de protesta frente a la represión de los movimientos indígenas y de los trabajadores [2].    

De su experiencia parlamentaria, se contaba la siguiente anécdota:

"Durante el segundo período de su condición de Senador de la República, un día que se debatía el problema de la Educación, alguien con la mordacidad que algunos políticos usan cuando ya les falta razones para seguir discutiendo, aludió que el maestro era comunista.

Entonces el maestro Encinas se empinó sobre sus pies como un monumento y respondió:

- Si defender los derechos del niño, del maestro y de la educación, constituye ser comunista, yo soy más que comunista" .

En realidad, el maestro no perteneció a ningún partido; era un libre pensador que defendía su posición... [3] (Anécdotas del Maestro Encinas).

En 1947, desde su puesto en el Senado, auspició la creación del Instituto Experimental de Educación de Puno, importante experiencia educativa a cargo de su paisano y discípulo José Portugal Catacora,  en cuyo diseño participó Encinas aportando sus actualizados conocimientos educativos [4].
 
En 1949 Encinas participa en el II Congreso Indigenista Interamericano realizado en el Cusco, como parte de la delegación oficial del Perú [5]. En ese año fue Director del Instituto Indigenista Peruano, creado en 1948. Aunque no presidió el Congreso, tuvo una participación destacada que continuaría luego desde su participación en el Comité Directivo del Instituto, el cual vuelve a presidir entre 1957 y 1958. 

Reencuentros con Arguedas

Dada la prolongada ausencia de Encinas en el país, su amistad con Arguedas seguramente fructificó epistolarmente y con el intercambio de sus libros. Su hermana Aurora Encinas, recordaba que el maestro puneño tenía libros autografiados de Arguedas y otros autores en su biblioteca.
J.A. Encinas y su hijo.
Residiendo encinas desde 1944 en el Perú, los encuentros entre ambos se multiplicaron, al igual que con el hijo de Encinas. Arguedas los menciona a ambos en una carta al doctor Julius Karl que lo trató a principios de los cincuenta. La carta, de 1955, también da cuenta de la delicada situación de la salud del maestro de los maestros peruanos:

“La víspera del viaje del Dr. José Antonio Encinas, hijo, conversé con él algunas horas, pues fue mi compañero de estudios en la Universidad: Me habló con gran admiración y gratitud acerca de Usted; consideraba el haber salvado Ud. a su padre, el Senador y admirado maestro peruano José Antonio Encinas, como una proeza médica excepcional. Además, realizó Ud. la especie de prodigio de que el hombre más escéptico con respecto a la medicina, como era el Dr. Encinas, no solo crea en ella sino que confiese que deba su vida a la ciencia médica. Salvar a un hombre de más de 60 años, de neumonía doble, infarto cardíaco, siendo el paciente diabético, es realmente una hazaña médica”[6]. 
En 1957, una carta de Encinas respondiendo el saludo de Arguedas con motivo de su cumpleaños, muestra claramente el aprecio mutuo entre ambos.

Señor
José María Arguedas

Muy querido amigo y colega:
Las  líneas escritas por usted y dedicadas a mi persona con motivo de mis bodas de oro magisteriales me han emocionado sobremanera porque sé de quién vienen, de usted que como yo se mantiene sobre la línea recta de un periodo de la vida humana en que es fácil resbalarse para no adquirir jamás la posición vertical .
Por todo ello, porque somos hermanos en esta manera de saber vivir con dignidad le agradezco aquellas líneas que las guardare entre lo mejor que tengo en mi biblioteca,
De usted su atento y seguro servidor,
JA Encinas [7].

La mención de “colega” en la carta alude tanto a la dedicación de ambos a la educación, como también a la antropología, pues Encinas, en uno de sus destierros, obtuvo una maestría en la Facultad de Arqueología y Antropología de Cambridge (1928).
Influencia de Encinas

La relación y el aprecio mutuo entre Encinas y Arguedas tuvieron, desde luego, como base una profunda coincidencia en temas educativos y su compromiso con los pueblos quechua y aymara y su cultura. Encinas y su “escuela nueva” influyó en todos aquellos que en la primera mitad del siglo pasado buscaban una nueva y mejor forma de educar, colocando al niño en el centro del proceso educativo bajo los principios pedagógicos de la actividad, la libertad, la individualidad y la colectividad [8].

Siendo así, el conocimiento del niño, era esencial para su educación. Por ello decía Encinas:
El niño es el ser más incomprendido y el más conculcado de todos los tiempos. Todos los males que sufre la sociedad actual son consecuencia de nuestra incapacidad para comprender a los niños. Hay que prepararse para comprenderlos…Una lección sobre métodos para el maestro que no conoce al niño, resulta tan inútil como una lección de terapéutica para un médico que jamás ha visto un enfermo”[9].

Otro aspecto central en el ideario de Encinas es el rol del maestro y la escuela en el cambio de la educación y la transformación de la sociedad. Dice así en su famosa frase:

El más alto cargo que un ciudadano puede desempeñar en una democracia es el de maestro de escuela…cuando el maestro dé su parte, deje la rutina y se transforme en líder social, entonces el magisterio habrá sobrepasado en importancia cualquier actividad humana[10].

En varios textos, Encinas señala el rol fundamental de la escuela en el cambio social,  presentando un matiz respecto al punto de vista del socialismo de entonces: 

"A la interpretación literal de la doctrina pedagógica marxista que la educación debe estar estrechamente ligada a la producción material, sigue otra de mayor radio de acción, o sea la de convertir a la escuela en una fuente inagotable de acción social" [11].

En esta línea, para Encinas, la Escuela en las zonas rurales deben ser dinamizadora del cambio, integrando la acción productiva, cultural y educativa.

"La escuela (rural) antes de organizarse pedagógicamente...debe organizarse socialmente, creando en la aldea grupos de trabajo para mejor la agricultura, la crianza de animales domésticos, la arquitectura y la higiene pública y privada, el deporte, la música, la danza... A medida que cada una de estas actividades vaya funcionando, y con ocasión de cada una de ellas, el indio insensiblemente, sin mayor esfuerzo ira aprendiendo a leer, a escribir y contar, como la más sencilla de las tareas" [12].

La idea de la escuela rural como un esfuerzo multisectorial, será retomado por José Portugal en su Escuela Andina del Porvenir, prologada por el mismo Encinas. 
   
Otra idea importante aportada por Encinas, es  el necesario acercamiento de los niños del medio rural y urbano a la cultura indígena, en lo que como ha hecho notar López, constituye un avance en lo que hoy se llama interculturalidad. Reclama así, que la escuela forme:  

"una generación, que sintiéndose unida al indio por tradiciones de raza e historia, conviviera con sus necesidades y con sus ambiciones. No debía ser una mera generación indiófila, destinada a defender al indio a tenderle la mano por un espíritu de piedad. Nada de eso. La generación así educada fundiría sus sentimientos con el indio" [13].

Estas y otras ideas son claramente identificables en la propuesta educativa que pone en práctica Arguedas en sus clases en Sicuani a principios de los cuarenta, y que más tarde recomienda a los nuevos maestros. 
“Un maestro no puede formar a sus niños, no puede ponerse en comunicación íntima, cariñosa con ellos, si no conoce lo más aproximadamente cómo es su espíritu…si el conocimiento mismo de la materia que uno va a enseñar es muy importante, en segundo lugar es importantísimo conocer el modo de ser las personas a quienes les vamos a enseñar…el folklore nos puede servir de manera quizás mejor que ninguna otra fuente, mejor que ningún otro instrumento del ser humano, para llegar a la intimidad de los niños, y de los padres de familia y del pueblo en el cual el maestro debe ser un educador, un modelo de conducta de todos, grandes y chico ...

...somos un país que constituye todavía una mezcla que todavía o acaba de definirse. Nosotros los maestros somos los que debemos impulsar esta definición y a esta integración de creencias. Cuando todo el Perú tenga más o menos una sola creencia por lo menos una de la cual compartamos, seremos patriotas..." [14].
Desde luego Arguedas tiene otras contribuciones educativas particulares como la educación bilingüe, el uso educativo del folklore, la enseñanza de la asignatura del castellano o la reforma de la educación secundaria.

Estela ejemplar de Encinas

No podemos terminar este texto sin referirnos a la influencia que tuvieron en el ideario de Encinas los movimientos indígenas de Puno y las ideas que desarrollaron los intelectuales y maestros indigenistas puneños, como Francisco Chuquiwanca Ayulo (1877-1957), Telésforo Catacora (1880-1906), Manual Z. Camacho (1871- s.i.)  y Julián Palacios Ríos (1887-1971) y los que siguieron a éstos. Incentivados por las luchas que libraban los indígenas en demanda de escuelas en el campo para poder educarse y enfrentar  el abuso de los gamonales, los maestros puneños de las primeras décadas del siglo XX se lanzaron a imaginar y promover la fundación de un tipo nuevo de escuelas a partir de la cultura y de las reivindicaciones de la población indígena [15]. 

Los estudios profesionales en Lima y el extranjero dieron a Encinas la formación pedagógica, pero el alma de sus ideas sobre la función social de la escuela y el maestro provienen de su compromiso con la lucha social, cultural y educativa que se desplegó en el altiplano y en la que Encinas participó desde su adolescencia. En ese contexto, la escuela no podía ser sólo un medio de instrucción, ni el maestro un simple preceptor, como tampoco era posible educar sin entender al niño y su complejo cultural. Aspectos que, creemos, siguen siendo el meollo del problema de la educación en el Perú.

En la madrugada del 30 de julio de 1958, José Antonio Encinas falleció a los 72 años. Obligado a vivir por más de 16 años fuera de su país, no tuvo la oportunidad de aplicar todos sus conocimientos en su patria. Su estela intelectual y moral sigue siendo  un aporte imprescindible para el desarrollo de la nueva educación en nuestro país. Como señala José Portugal Catacora:
    
“El caso del maestro Encinas es único en el Perú Republicano, pues no ha habido antes y todavía no hay otro caso de maestro de su estatura moral de su fuerza espiritual, de su actitud vertical y generosa. Pasarán muchos años hasta que nazca en nuestra patria un maestro de la calidad humana y paradigmática del maestro Encinas. Todo cuanto ha dejado escrito puede ser suficiente base para una reforma profunda e integral del problema educativo en el Perú[16].


[1] "Gesta y fotografía: Warista en imágenes" Carlos Salazar Mostajo. 2005. En el libro se presenta una foto de Encinas en Warisata datada en 1939. Elizardo Pérez, uno de los fundadores de la experiencia de escuela indígena recuerda la presencia de Encinas en su libro "Warisata Mía": “También estuvo en Warisata, José Antonio Encinas, ex Rector de la Universidad de San Marcos de Lima, pedagogo y escritor de prestigio internacional. Este hombre, sabio e ilustre, convivió con nosotros varias semanas y dictó un curso a nuestros profesores,... Encinas continuó su amistad con nosotros por mucho tiempo y fue uno de los que luchó por Warisata y por Bolivia en el Primer Congreso Interamericano Indigenista, reunido en Pátzcuaro en 1940. Esta actitud, por provenir de un hombre tan sabio como recto, es de la más grande importancia para nosotros". Warisata funcionó propiamente como escuela indígena entre 1931 y 1940.
[2] Parte de las intervenciones parlamentarias de Encinas como diputado por Puno (1919-1924) han sido publicadas recientemente por el Congreso de la República  "Por la Libertad de Pensamiento: Discursos de José Antonio Encinas". Un valiosísimo texto para conocer su pensamiento. Ya antes, el mismo Congreso publicó algunas de sus intervenciones en su segundo período de parlamentario (1945-1948).
[3] “José Antonio Encinas. El maestro de los maestros peruanos”. José Portugal Catacora. Lima,1986.
[4] El Instituto ensayó un novedoso sistema educativo basado no en la cantidad de conocimientos de los alumnos, sino en el desarrollo de su madurez integral. Dicho sistema respondía sistemáticamente a los propósitos planteados más intuitivamente por Encinas en su experiencia en la Escuela N° 881 de Puno entre 1907 y 1911, y se benefició de los conocimientos que adquirió desde entonces.
[5] Un aporte del II Congreso fue la definición del Indio, al cual en el Congreso anterior solo se caracterizaba como débil y pobre: "El indio es el descendiente de los pueblos y naciones precolombinas que tienen la misma conciencia de su condición humana, asimismo considerada por propios y extraños, en sus sistema de trabajo, en su lengua y en su tradición, aunque éstas hayan sufrido modificaciones por contactos extraños (...). Lo indio es la expresión de una conciencia social vinculada con los sistemas de trabajo y la economía, con el idioma propio y con la tradición nacional respectiva de los pueblos o naciones aborígenes" (Revista Perú Indígena. 1949).
[6] Carta de José María Arguedas al doctor Julius Karl del 14 de octubre de 1955. María del Carmen Pinilla. En Diario El Comercio, Lima, 2013.
[7]"Carta del 27 de Junio 1957". En:“Apuntes Inéditos. Celia y Alicia en la vida de José María Arguedas”. María del Carmen Pinilla. Lima 2007.
[8]  “Historia de la Educación en Puno”. Portugal Catacora, s.f.
[9] “Un Ensayo de Escuela Nueva”. Encinas, 1932.
[10] Ibid.
[11] "Algunas consideraciones sobre la educación del indio". Revista "Amauta N°32".Lima, 1932.
[12] “Un Ensayo de Escuela Nueva”. Encinas, 1932.

[13] Ibid.
[14] "El cuento folklórico como base para el estudio de la cultura". En "Nosotros los maestros". Derrama Magisterial.2011.
[15] Estos esfuerzos de alguna manera se convirtieron en política pública con la creación de los Núcleos Educativos Campesinos, en 1946, bajo el gobierno de Bustamante y Rivero. Cabe destacar que si bien Encinas respaldó este esfuerzo desde el parlamento y que los mismos recogen parte de sus planteamientos, el diseño estuvo a cargo de un equipo del Ministerio de Educación, cuyo ministro era Luis E. Valcárcel, conformado por maestros puneños presididos por el notable indigenista Julián Palacios Ríos. Ver: "En los Núcleos Escolares Campesinos". Entre 1943 y 1947 Arguedas se encontraba fuera del Ministerio de Educación, dedicado a la docencia en colegios nacionales de Lima. Regresa en 1947 a trabajar en la Sección de Educación Artística y Extensión Cultural.  
[16] "José Antonio Encinas: el maestro de los maestros peruanos". José Portugal Catacora. Concytec. Lima, 1986.

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